La soberanía alimentaria como guía para políticas públicas

De cara a las elecciones departamentales que se realizarán en setiembre en Uruguay, REDES-AT y la Red Nacional de Semillas Nativas y Criollas organizaron este foro virtual para compartir y analizar experiencias de políticas públicas departamentales que promueven la soberanía alimentaria y la agroecología en nuestro país.

El Foro contó con la participación de Isabel Andreoni, directora de la Unidad Montevideo Rural en la Intendencia de Montevideo y Matías Carámbula, ex-director General de Agencia de Desarrollo Rural de la Intendencia de Canelones, que han estado al frente del diseño y la ejecución de políticas públicas que estimulan la producción familiar en esos departamentos, bajo administración frenteamplista.

Ambos destacaron la importancia de articular con organizaciones como la Red Nacional de Semillas Nativas y Criollas de Uruguay, en especial con las mujeres rurales y la juventud. Graciela González, integrante de la Coordinación Nacional de la Red de Semillas, también participó del foro y remarcó que las mujeres, a través de la transmisión de sus saberes ancestrales sobre conservación, producción y reproducción de las semillas “somos las que conservamos los alimentos sanos; nosotras somos las protagonistas de la producción de alimentos”.

La producción agropecuaria familiar tiene un papel fundamental para garantizar la soberanía alimentaria, un principio concebido desde La Vía Campesina “que nos permite pensar el sistema alimentario en forma integral, entendiendo el papel fundamental que juega la producción campesina y familiar para garantizar la alimentación de nuestras poblaciones, y el rol de las mujeres como sujeto político de la soberanía alimentaria y como productoras de alimentos, con sus saberes acumulados a lo largo de la historia”, destacó Karin Nansen, integrantes de REDES-AT y presidenta de Amigos de la Tierra Internacional, en la apertura del Foro.

“Hoy, en medio de esta crisis global, se vuelve más importante aún el tema de la alimentación -siguió Karin Nansen-. Porque nuestros pueblos corren el riesgo de padecer hambre, pero también corremos el riesgo de que los alimentos estén más y más concentrados, de que unas pocas empresas multinacionales sean las que definan qué producir y cómo producir. Y esto sin dudas significa: más especulación con los alimentos, precios inaccesibles y una alimentación que no es saludable”.

La pandemia nos ha demostrado que el sistema agroalimentario industrial profundiza estas crisis sistémica sanitaria, económica, alimentaria. Para avanzar en el ejercicio de la soberanía alimentaria, la “buena noticia”, dijo Nansen, es que “no empezamos de cero”, considerando el acumulado que existe en el país, de organizaciones como las que representa Graciela y las políticas que fueron descritas por Carámbula y Andreoni en el Foro.

«La soberanía alimentaria es la guía para las políticas de la Agencia de Desarrollo Rural en Canelones», Matías Carámbula.

En Canelones hay unos 4500 productores/as familiares registrados que, para el ex jerarca son importantísimos como “garantes de alimentos para toda la población”. Carámbula detalló en qué consisten los distintos programas de la Agencia de Desarrollo Rural de Canelones para promover el ejercicio de la soberanía alimentaria y subrayó: “Soberanía, ciudadanía e identidad son tres conceptos que caracterizan las políticas de desarrollo rural, desde el modelo de producción familiar, con transición hacia la agroecología”.

“En la Intendencia de Montevideo promovemos un sistema basado en la producción familiar y enseñamos a producir semillas en la ciudad”, dijo Isabel Andreoni y añadió que no conoce otra forma de implementar políticas públicas que no sea “naciendo de los territorios y de las organizaciones”. Por ello consideró que el relacionamiento de los gobiernos departamentales con la sociedad organizada es “crucial”.

La funcionaria sostuvo que, si bien la agricultura “nace con las mujeres” desde “ese trabajo de observación, de selección, de colecta, de plantación”, todavía se les debe dar un reconocimiento más visible a las productoras y citó la consigna tan repetida desde La Vía Campesina: “Sin feminismo no hay agroecología”.

González enfantizó que las y los productores familiares tienen “una lucha diaria para que el agronegocio no nos saque de nuestra tierra y para defender nuestra producción de alimentos, la naturaleza, los cursos de agua, nuestra soberanía alimentaria”. A la vez, lamentó que, hasta ahora, no han logrado “la colaboración del gobierno actual para dar a conocer el Plan Nacional de Agroecología” aprobado a fines de 2018.

En este sentido, desde REDES-AT ya manifestamos que es urgente la asignación de recursos para el Plan Nacional de Agroecología.

“El Plan Nacional de Agroecología permite desarrollar políticas para los pequeños productores familiares, desarrollen sus saberes sobre cómo trabajar la tierra y producir alimentos sanos”, recordó Nansen. Por su parte, Carámbula consideró que, “más allá del presupuesto [que todavía no se ha designado al PNA], me preocupa el sentido que se le dé ahora al Plan Nacional de Agrocología y que los contenidos sean coherentes con la visión de la agroecología de las organizaciones que crearon el Plan. Las organizaciones y el Frente Amplio también deben defender eso”, concluyó.

El Foro completo puede verse aquí:

El Foro contó con el apoyo de la Fundación Heinrich Böll, Amigos de la Tierra Internacional y Transnational Institute (TNI).