Amenazando la soberanía alimentaria, frenando la reforma agraria

REDES–Amigos de la Tierra Uruguay divulga una nueva publicación llamada “Transnacionales Forestales”, en la cual se muestran las grandes corporaciones del sector que operan en América del Sur, a quiénes pertenecen sus paquetes accionarios y los impactos que están generando en el continente.

Entre ellas se destacan la finlandesa Botnia (ahora sus operaciones en Uruguay son de la también finlandesa UPM-Kymmene), la española ENCE, la sueco-finlandesa Stora Enso, las brasileñas Votorantim y Suzano, la estadounidense Weyerhaeuser y la chilena Arauco.

En Uruguay, por ejemplo, los monocultivos forestales impactan sobre las fuentes hídricas: pueden verse campos vacíos, donde abundan las plagas y suelos degradados, sobre todo en la región centro-oeste del país. Los productores de esa zona testimonian que a partir de 1995 los pozos, cañadas y bañados se comenzaron a secar. Es posible constatar que pozos de agua que abastecían a la población hoy están secos.

Los monocultivos forestales, sumados a los de soja, han generado un fuerte impacto sobre el ecosistema de pradera, base de la agricultura y la alimentación de nuestro país. Eso va de la mano del proceso de concentración y extranjerización de la tierra: hoy más de la mitad del área forestada en Uruguay es propiedad de unas pocas corporaciones transnacionales, como Weyerhaeuser, Stora Enso, Arauco y Botnia (UPM-Kymmene).

La empresa ENCE, con tierras y plantaciones en Uruguay, le vendió en mayo de 2009 sus operaciones allí a Stora Enso y Arauco por 344 millones de dólares. La transacción originó el latifundio más grande en la historia del país: 250.000 hectáreas de tierra en manos de dos empresas. Con las inversiones de Stora Enso y las programadas por la compañía portuguesa Portucel, nuestro país estaría llegando a los tres millones de hectáreas forestadas. Si con un millón de hectáreas aproximadamente en la actualidad las consecuencias son notorias, no hacen falta demasiados cálculos para estimar lo que sucedería con el triple.

Stora Enso tiene hoy en día más tierras en América Latina que las que posee en Europa. En su expansión por el estado brasileño de Bahía la empresa sueco-finlandesa deforestó un ecosistema tan valioso como el bosque atlántico, y en Rio Grande do Sul adquirió ilegalmente tierras fronterizas con Uruguay. Los extranjeros no pueden comprar tierras en Brasil a menos de 150 kilómetros de la frontera con otro país. Pero Stora Enso lo hizo a través de una empresa “ficticia”, la agropecuaria Azenglever, de propiedad de dos brasileños que eran importantes directivos de Stora Enso en América Latina.

El mapeo elaborado por REDES-Amigos de la Tierra Uruguay permite conocer las diversas empresas forestales que operan en América del Sur, sus puntos de ubicación, sus producciones. Detalla además sus impactos ambientales, sociales, económicos y políticos en los diversos países. Se trata de una nueva herramienta que facilita el seguimiento de las grandes corporaciones del sector forestal y celulósico en su ocupación de la región.

Si desea ver el trabajo en formato pdf, por favor descárguelo aquí.

Por más información:
REDES-Amigos de la Tierra Uruguay
María Selva Ortiz
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