Seminario “Experiencias comunitarias de Mujeres en cuidado de la biodiversidad y la soberanía alimentaria”

Seminario “Experiencias comunitarias de Mujeres en cuidado de la biodiversidad y la soberanía alimentaria”
Foto: Analía Mosqueira

“Acabamos de tener un encuentro muy especial, emotivo, fructífero, en el que intercambiamos experiencias y saberes, y reforzamos los lazos afectivos que también hacen al cuidado y la conservación de las semillas, de nuestros espacios de vida”, dijo la agricultora familiar Adriana Machado al final del seminario.

La actividad fue realizada el 11 y 12 de noviembre en la Sociedad Fomento Rural de Rivera, local Curticeiras. “Agradecemos a las que vinieron y a las que no pudieron y mandaron sus mensajes. Es un agradecimiento que nos lleva a hacer, nos motiva, para que siga creciendo la red, la conservación ambiental, para que las experiencias sirvan para unirnos, reflexionar y actuar”, agregó Adriana.

La productora también gestiona el Refugio de vida silvestre Santa Bárbara del Yaguarí, en Rivera, e integra el Grupo Semillas Fronterizas de Rivera, que es parte de la Red Nacional de Semillas Nativas y Criollas. Ese grupo organizó el seminario de mujeres junto a REDES – Amigos de la Tierra Uruguay, la Red Nacional de Semillas Nativas y Criollas y el Centro Universitario Regional del Noreste (CENUR Noreste) – Sede Rivera, de la Universidad de la República.

Adriana valoró que “nuestros contactos regulares, el intercambio de las visitas prediales, nuestras instancias de diálogo sobre lo positivo y también lo problemático, todo eso nos conforta y nos refuerza mucho”. “Es el intercambio de apoyarnos, de escuchar a la otra, de saber que esas luchas son compartidas y que juntas somos más fuertes, para ultrapasar las barreras del agronegocio, de la contaminación, de la caza furtiva, que nos llevan a estar presionadas. Pero siempre tenemos un espacio donde expresarnos, visibilizar lo que nos pasa y reforzarnos, con la idea de preservar”.

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Foto: Analía Mosqueira

Análisis y formación: apertura y desarrollo del seminario

El seminario “Experiencias comunitarias de Mujeres en cuidado de la biodiversidad y la soberanía alimentaria”, que llevó como subtítulo “Existencias y resistencias frente a los agronegocios en la región noreste del Uruguay”, reunió a unas 60 personas. Las mujeres llegaron desde Rivera principalmente, pero también de los departamentos de Canelones, Lavalleja, Montevideo, Paysandú y Tacuarembó.

Además del grupo e instituciones organizadoras, participaron otros colectivos de agricultoras familiares como “Las chircas” de Lavalleja, o “Las Marrecas” de Rivera, así como otras organizaciones vinculadas a la temática ambiental como Vida Silvestre y Julana; organizaciones feministas como la “Colectiva Feminista de la Frontera” y “Somos negras, ¿y qué?”; mujeres militantes del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil (MST); docentes de la Universidad Estadual de Rio Grande do Sul (UERGS); estudiantes y docentes de la Tecnicatura en Producción Agropecuaria Familiar de la UTU; representantes del Observatorio de la Cuestión Agraria en Uruguay (OCAU).

El jueves 11 de noviembre por la mañana se abrió oficialmente el encuentro y hubo una instancia de seminario, de contextualización de los agronegocios en los territorios, y de análisis de la situación actual de las principales cuencas del país, más una extensa ronda de intercambios. En la tarde hubo talleres sobre Mujeres y agroecología, Mujeres y refugios de la biodiversidad, y Mujeres y monte nativo. Luego se cerró el primer día de trabajo con la Feria de la Biodiversidad.

En la mañana del viernes hubo relatos de experiencias del proyecto “Entramando Biodiversidad”, del grupo Semillas Fronterizas, y luego se cerró el seminario con una plenaria de síntesis colectiva.

El jueves, en la apertura, la ambientalista María Selva Ortiz, de REDES – AT, destacó la importancia del seminario “porque sus protagonistas son mujeres rurales organizadas, que están demostrando que es posible cuidar el territorio, la biodiversidad y el agua, y producir alimentos para la población, contribuyendo así a la soberanía alimentaria”.

María Selva saludó el debate democrático sobre los impactos de los agronegocios en los territorios y el medioambiente, y cómo afectan derechos fundamentales como el derecho al territorio, al agua y a la salud. Subrayó que el encuentro aportará “al diálogo de saberes entre organizaciones sociales y la UdelaR, que es tan necesario para reafirmar la importancia de abordar en forma estructural las crisis socio-ambientales que enfrentamos”.

Seminario “Experiencias comunitarias de Mujeres en cuidado de la biodiversidad y la soberanía alimentaria”
Foto: Analía Mosqueira

María Selva centró la exposición de REDES-AT en el cuestionamiento al agronegocio, porque “no está diseñado para producir alimentos para el pueblo, sino insumos para la industria agroalimentaria”. Además, “lleva a un proceso de creciente concentración de la tierra y de expulsión de la producción familiar, que es la que realmente produce alimentos”, aseguró.

La activista dijo que es fundamental la gestión sustentable de las cuencas hidrográficas, con la participación de la sociedad civil, y alertó sobre el poder de las empresas transnacionales y sus falsas soluciones a la crisis climática, que llevan a la privatización de la naturaleza. María Selva mencionó especialmente a las transnacionales del agronegocio, que con sus paquetes tecnológicos, incluidos los agrotóxicos, han afectado la salud de nuestras poblaciones rurales y sus territorios.

Pero este seminario es una muestra de cómo las organizaciones de la producción familiar, de la Red de Semillas y en particular las mujeres de Semillas Fronterizas, están generando las condiciones para el cambio y las soluciones reales que realmente necesitamos, defendiendo sus territorios, cuidando la biodiversidad y produciendo alimentos”, agregó María Selva. “Las mujeres, como dice La Vía Campesina, juegan un papel clave en la soberanía alimentaria y hoy tenemos un claro testimonio de ello”, sentenció.

Caminar la palabra: pensamiento y acción

Yanohatt Bálsamo, del grupo Semillas Fronterizas de Rivera, consideró lo siguiente sobre este tipo de instancias, desde su perspectiva como mujer rural: “me parecen muy importantes, donde podemos dialogar, intercambiar conocimiento, y sobre todo plantear nuestras problemáticas como mujeres”.

Yanohatt es de la zona de Buena Orden, cerca de Minas de Corrales, y tiene un vivero de monte nativo, que se llama “Juan Claveles”, instalado en una escuela pública abandonada y en desuso. “El objetivo del vivero es la producción de árboles nativos a partir de la cosecha de semillas de especies de árboles madres, identificadas en el arroyo Corrales, en el río Tacuarembó grande, en el arroyo Cuñapirú y en la cañada del Ñame”, dijo Yanohatt. “Se cosechan todas las especies de árboles de la zona, de árboles madres, y a partir de ahí se hacen almácigos y se obtienen árboles”, contó. “La idea, en un inicio y a futuro, es la producción de árboles de todas las especies que crecen en la zona para la restauración de áreas degradadas en todo el país”.

Uno de los momentos más importantes del seminario de Mujeres fue la Feria de la Biodiversidad. Poppy Brunini, una de las técnicas de la Red Nacional de Semillas Nativas y Criollas, que trabaja con las mujeres del norte del país, dijo que la Feria “es el mejor momento, en el que todo el mundo intercambia, te informa, te pasa piques, sobre cultivos, semillas, pócimas mágicas que las mujeres hacemos”.

Valentina Soria es estudiante de la Tecnicatura en Producción Agropecuaria Familiar de la UTU y llegó también al seminario de mujeres. En la Feria de la Biodiversidad colocó junto a sus colegas un puesto con un montón de variedades de tomate y de maíz que producen en la Tecnicatura. La joven manifestó que esa Tecnicatura de UTU es “un espacio donde se produce, se reproduce y se conservan semillas”. “La semilla es la base de la vida, eso tan pequeño conserva la fuente de la vida, esa energía de creación, de que todo es posible, y todo es posible en la diversidad. No hay una cosa posible, no es un eje solo, es la inmensidad, toda esa diversidad es la vida”, explicó.

Por su parte, Carolina Suárez, una joven de la zona de Lagos del Norte, fue al seminario de mujeres porque estaba interesada en los debates que se plantearían en ese espacio, vinculados al “qué somos y qué hacemos”.

Carolina tiene una huerta para el consumo familiar, aunque a veces comercializan los excedentes en forma de conservas o mermeladas. También es bioconstructora, artesana, y se dedica además a la producción de cosmética natural para uso familiar.

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Foto: Analía Mosqueira

“Me encantó que hubiera personas de diferentes áreas debatiendo algo que es común y nos involucra a todos y todas”, dijo, y agregó que le pareció “interesante la charla sobre el monte nativo, sobre la importancia que tiene y cómo reconocerlo”.

En tanto, Carla Foulque, del Departamento de Desarrollo Productivo del PIT-CNT, también presente en el seminario, valoró que “todo lo que pasó acá es un avance”. “Nosotras nos ponemos en la cabeza que cada actividad, cada taller, cada curso, tiene que ser un avance para la trabajadora y el trabajador que lo necesitan, para la mujer rural, para las mujeres de la pesca”.

La integrante del Sindicato Único Nacional de la Construcción y Anexos (SUNCA), electricista de profesión, dijo que en el Departamento de Desarrollo Productivo del PIT-CNT tienen una comisión que se llama “Soberanía Alimentaria”, que coordina con la Red de Semillas, REDES – AT y con la Red de Huertas.

Destacó el trabajo que hacen de apoyo a la conformación de cooperativas de producción, y que han trabajado mucho con la pesca artesanal. “Trabajar en el territorio es lo mejor que puede hacer una trabajadora y un trabajador por otra persona. Hacer una unión con los territorios es la base para salir adelante”.

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Foto: Analía Mosqueira

La construcción de alternativas y soluciones reales como bandera

A su turno, Nirvana Scarmato, que llegó a Rivera desde Paysandú, más precisamente desde el predio Abuela Catalina, en la ruta 26, señaló que “lo que encontré en el seminario de mujeres es otra gente que está haciendo lo mismo y me pareció fantástico, porque ya no soy la loca del barrio”. “Hay otra gente que piensa igual que una, que hay que trabajar para la vida aunque todo el mundo esté re enganchado con el dinero”, agregó.

Nirvana es productora familiar y está en la Red Nacional de Semillas Nativas y Criollas desde hace muchos años. Contó que a su compañero, Cleber Rodríguez, huertero de mucho tiempo y predicador del trabajo sin herramientas, se le ocurrió “la quijotada de hacer una huerta en un terreno ganadero”. Era un campo “super erosionado por cien años de ganadería encima, super pisoteado por las vacas, lleno de caraguatás”. Pero lo cierto es que en cuatro años de cerrado el predio, con la huerta, “eso ha cambiado impresionante, la naturaleza se ha manifestado muy bien, está lleno de mataojos, laureles y un montón de cosas. La biodiversidad se ha multiplicado montones”.

La productora destacó el trabajo de rescate de semillas que hacen con Cleber, “porque estamos en un lugar muy adecuado para eso, porque no tenemos agrotóxicos en la vuelta por suerte”. “Necesitamos esos lugares medio recónditos para guardar la semilla y que no se contamine con todo lo transgénico que hay”, reflexionó Nirvana.

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Foto: Analía Mosqueira

Claudia Cuebas es productora de sandía, en el Paraje Medina, en Rivera, y también integra el colectivo Semillas Fronterizas. Al final del seminario en la Sociedad de Fomento Rural de Rivera dijo que “nos llevamos como deberes que hay que seguir luchando por nuestros espacios para que nos saquen estos venenos, estos agrotóxicos, y luchando por nuestras semillas y por esta unión de mujeres”. “Una pasa la vida trabajando en campaña, medio sola, medio cansada, y cuando nos juntamos esto nos da vida. Es un remedio para el cuerpo, para el alma. El grupo de nosotras, Semillas Fronterizas, es una familia, te emociona”, explicó Claudia.

La productora familiar valoró los vínculos de la Red Nacional de Semillas Nativas y Criollas con la UdelaR. “Desde que arrancó el primer grupo de la Red de Semillas acá siempre fue con la gente de la UdelaR integrada. A mí, que no pude estudiar, me encanta eso de que la Facultad va al campo y el campo se junta con la Facultad, porque esto nos suma enriquecimiento, conocimiento, aprendemos”, dijo Claudia. “Y la Red de Semillas para mi es la vida. La tierra y mis semillas, mis hijos y mis nietas son lo que más amo en la vida y es por lo que más lucho, para dejarles una semilla sana para la soberanía alimentaria de ellos y de las otras personas”.