Con relación a la reciente aprobación de cultivos transgénicos las organizaciones abajo firmantes manifestamos nuestro rechazo

El 1º de setiembre se dieron las primeras aprobaciones de cultivos transgénicos por parte del Gabinete Nacional de Bioseguridad (GNBio) de la actual administración. Se otorgaron siete autorizaciones para diferentes usos a cuatro eventos transgénicos en trigo, soja y maíz.

En el caso del maíz se trató de dos eventos, uno de ellos para producción de semillas para exportación y el otro para investigación y ensayos de cultivares de INASE. En este último caso se trata de un maíz que porta seis transgenes que le dan resistencia a tres herbicidas (glifosato, glufosinato de amonio y dicamba) y resulta tóxico para algunas especies de lepidópteros y coleópteros. En soja se autorizó, para investigación y ensayos de cultivares de INASE, un evento con tolerancia parcial a sequía y a los herbicidas glifosato y glufosinato de amonio. En trigo se autorizó el evento HB4-PAT para investigación y ensayos de cultivares de INASE. La posible autorización de este evento había sido rechazada el año pasado por varias organizaciones.

No están disponibles en la página web de la autoridad competente el texto de las resoluciones del GNBio autorizando estos eventos. A excepción del evento en trigo, no están disponibles los resultados de las consultas públicas previas a estas autorizaciones. Todo esto configura irregularidades y falta de transparencia.

En el caso del trigo, la consulta pública realizada en junio de 2019 arrojó como resultado una abrumadora mayoría de comentarios contrarios a la autorización que finalmente se concreta el pasado 1º de setiembre. En la evaluación de riesgos tanto el MVOTMA como el IIBCE identificaron niveles de riesgos significativos en la liberación al ambiente de este evento. También llama la atención que en los informes de evaluación de riesgos se nombra la participación de la Universidad de la República cuando esta institución no participó en esos procesos.

Recordamos los argumentos por los cuales varias organizaciones nos opusimos a la aprobación de este trigo transgénico:

  1. La liberación de este trigo no responde a la demanda de ningún sector de nuestra población, los únicos interesados son los que han desarrollado y se beneficiarán económicamente con el uso de esta tecnología. Además de los dudosos beneficios que traería a la solución de un problema que no es importante para el cultivo de trigo en nuestro país (la sequía), este trigo no tendrá mercado dado el rechazo que provoca en los consumidores y la poca utilidad que le asignan los productores. Lo que el mundo demanda es una forma de producir respetuosa del ambiente y que brinde alimentos sanos de alta calidad. Este trigo no aporta a ninguna de estas cualidades.
  2. Introduce nuevos factores de riesgo al ambiente y la salud de nuestra población. Más de 20 años de historia en el uso de cultivos transgénicos tolerantes a herbicidas (una de las características que porta este trigo) han mostrado los efectos negativos que acarrean. Estos se manifiestan en el aumento en el uso de sustancias biocidas como los herbicidas y una simplificación en el manejo de los agroecosistemas que atenta contra su sostenibilidad. Entre sus consecuencias se encuentran la erosión de suelos, degradación de los ecosistemas pastoriles, contaminación de cursos de aguas, aumento de la exposición de la población (productores y consumidores) a sustancias potencialmente tóxicas. En particular este trigo porta modificaciones genéticas que abren fundadas interrogantes acerca de su bioseguridad. Además de una serie de rearreglos genéticos con dudosas consecuencias en la expresión de nuevos factores de riesgo, la modificación genética introducida incluye varias copias de un gen de resistencia a antibióticos beta-lactámicos (penicilina y ampicilina entre otros). La posibilidad de que esta característica se exprese o se transfiera a microrganismos, aunque baja, existe y no hay ninguna necesidad de correr este riesgo. El trigo es base de la alimentación de nuestra población, y aunque este trigo transgénico se aprobara sólo para experimentación, siempre existe el riesgo de que semillas transgénicas se mezclen con semillas no transgénicas, un riesgo innecesario e irresponsable.
  3. Favorece el uso de paquetes tecnológicos que promueven la privatización de los recursos genéticos y el desarrollo de una agricultura insustentable que atenta contra nuestra soberanía alimentaria. Los paquetes tecnológicos que incluyen las semillas transgénicas, como el trigo en evaluación, han promovido el desarrollo de una agricultura basada en monocultivos de gran escala, dependiente de insumos externos y gestionada con el propósito central de reproducir el capital. Aportan además una característica fundamental para sus desarrolladores, la posibilidad de tener patentes de propiedad intelectual sobre estas ‘innovaciones’ biotecnológicas. Los cultivos transgénicos han colaborado en el desarrollo de una agricultura concentrada en pocos actores, homogénea desde el punto de vista del manejo y privatizada en cuanto al acceso a las tecnologías. Este tipo de agricultura no beneficia a los pequeños y medianos productores que son los responsables de producir más del 70% de lo que comemos.
  4. Necesitamos desarrollar una agricultura sustentable, respetuosa de nuestra salud y el ambiente y que promueva nuestra soberanía alimentaria. Entendemos por Agricultura Sustentable a una agricultura diversificada, gestionada por actores afincados en el territorio, apoyada en tecnologías socializadas y apropiables por parte de los productores, donde la conservación de los recursos y el cuidado de la salud de la población son elementos a valorar a la hora de tomar decisiones de gestión. Creemos que la Agroecología es la propuesta que más contribuye a alcanzarla. A pocos días de la reglamentación del Plan Nacional de Agroecología, la aprobación de este trigo transgénico contravendría el espíritu de la ley votada por unanimidad de nuestros legisladores el día 11 de diciembre del 2018. Nuestro país no puede seguir dando señales tan contradictorias, debemos definir con claridad cuál es el modelo productivo que queremos desarrollar.

 

Por lo antedicho reiteramos nuestro rechazo a estas autorizaciones y señalamos nuestra preocupación por las irregularidades y falta de transparencia en el proceder del nuevo Gabinete Nacional de Bioseguridad.

Organizaciones que firman esta declaración:

  • Red Nacional de Semillas Nativas y Criollas
  • Red de Agroecología del Uruguay
  • Red de Huertas Comunitarias del Uruguay
  • Slow Food Uruguay
  • MOVUS – Movimiento por un Uruguay Sustentable
  • ASOBACO – Asociación Barrial de Consumo
  • REDES – Amigos de la Tierra Uruguay