Carlos Santos

Del 20 al 25 de enero se desarrolló en Nairobi, Kenia, el VII Foro Social Mundial. Un megaevento que reunió más de sesenta mil activistas y militantes sociales de todo el mundo y que comenzó a trabajar en la articulación de diferentes redes y movimientos sociales en una agenda contraria a la globalización neoliberal. Una contracara del Foro Económico Mundial, celebrado en Davos casi simultáneamente.

La agenda de esta edición del FSM estuvo pautada por la disputa sobre el control de los recursos naturales entre las comunidades y las trasnacionales, el intercambio de estrategias para enfrentar el poder de éstas y las instituciones financieras internacionales, así como las luchas sociales por la tierra, la soberanía alimentaria y los derechos humanos. La impronta africana se notó en el destaque que recibió el tratamiento de la lucha para frenar el avance del vih sida o los diferentes análisis sobre la problemática de las migraciones.Pero más allá de la agenda «común» del fsm, se dieron importantes avances en la confluencia de organizaciones africanas y europeas en el cuestionamiento de los «acuerdos de asociación económica» (Economic Partnership Agreements, epa), el modelo de acuerdo de libre comercio que la Unión Europea ha definido para los países africanos.

El fsm suele ser visto como la contracara del Foro Económico Mundial que cada año se celebra en Davos (Suiza) reuniendo, principalmente, a líderes económicos y políticos del mundo industrializado. La reunión de Davos de este año se realizó del 24 al 28 de enero y sirvió como escenario para las más variadas propuestas. Desde la recomendación de retrasar la edad de jubilación para evitar una crisis de los sistemas de seguridad social, hasta el vaticinio del magnate de la informática Bill Gates sobre la desaparición en cinco años del modelo actual de televisión. Tomadas globalmente, las propuestas de Davos, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), van a favorecer los intereses económicos de las multinacionales para acceder más fácilmente a los recursos naturales de los países en desarrollo.

En términos de comercio, sin embargo, Davos permitió al presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva hacer una «advertencia positiva». El mandatario consideró que es un tema en el que inexorablemente se producirán avances, ya que «si no hay un acuerdo de comercio que permita a los países pobres un mejor acceso a los mercados agrícolas de los países ricos, vamos a pasar otro siglo viendo a muchos países cada vez más pobres».

ÁFRICA COMO CENTRO. Pero Davos queda muy lejos de Nairobi. Durante el VII Foro Social Mundial (fsm) desarrollado en Kenia, más de sesenta mil activistas y militantes sociales de todo el mundo participaron en las más de mil doscientas actividades de los tres primeros días del evento. Una particularidad que se ensayó en esta edición del fsm fue la reserva del cuarto día para la discusión de estrategias a futuro entre las diferentes organizaciones y movimientos presentes.

El VII fsm comenzó con una marcha desde uno de los slums (asentamientos irregulares) -zonas donde vive el 60 por ciento de la población de Nairobi, sin acceso a la mayoría de los servicios básicos- hacia el centro de la ciudad, donde se desarrolló la ceremonia de apertura. Una de las particularidades de este foro fue la destacada presencia de organizaciones religiosas -sobre todo cristianas- con un fuerte trabajo social y una gran influencia sobre otras muchas organizaciones de base.

Otra peculiaridad de este fsm fue la manera en que se expresaron las tensiones internas que se registraron entre las organizaciones locales y los responsables de la organización. En la declaración final de la Asamblea de Movimientos Sociales -por ejemplo- se reflejó críticamente esta situación. En dicho documento se cuestionaron los intentos de «privatización, mercantilización y militarización» del espacio del fsm, en referencia a algunas de las medidas del comité organizador local, como el cobro de entrada a los participantes locales, que debió ser suspendida el primer día del foro por las protestas que generó.

AUTONOMÍA O ARTICULACIÓN. A nivel político, las discusiones más significativas estuvieron relacionadas con las valoraciones otorgadas al día destinado a las articulaciones estratégicas: mientras algunos movimientos reivindicaban su autonomía e independencia para la definición de sus propias estrategias, otros valoraron la posibilidad de culminar el fsm con un plan de acción a escala global, que permita dar visibilidad al concepto Foro Social Mundial en una dimensión temporal no restringida a la última semana de enero de cada año.

En ese sentido, se remarcó la importancia de lo que suceda «entre» los foros. Lo claro es que -tal como se había definido en Porto Alegre en 2005- el fsm volverá a realizarse en 2009, seguramente en América Latina, mientras que el 2008 será reservado para reuniones descentralizadas, regionales y temáticas. En el caso del Foro Social Américas, está planificado para el año próximo en Guatemala.

En declaraciones a El País de Madrid, el brasileño Chico Whitaker, uno de los fundadores del fsm y que en 2006 fue galardonado con el Right Livelihood Award, el premio Nobel alternativo, indicó que «el foro da una oportunidad para que gente que está luchando en su rincón salga de su aislamiento, encuentre alianzas, amplíe perspectivas». Si bien reconoció que «hay multiplicidad de propuestas y no un solo documento», estimó que, precisamente, «la llave de su éxito es no tener una declaración única, eso garantiza el respeto a la diversidad inherente al foro».

RED AFRICANA DEL AGUA. Uno de los resultados concretos del evento fue el lanzamiento de la Red Africana del Agua (African Water Network, awn). La preparación de esta red se fue dando durante varios meses a impulso de movimientos y organizaciones de diferentes partes del continente, que concluyeron en el fsm, realizando reuniones estratégicas durante todos los días previos al lanzamiento de la red.

Su clara impronta africana se articula desde su origen con experiencias similares, como la Red Vida en el continente americano «surgida también al influjo de los intercambios de experiencias de los fsm», y con fuertes vínculos con otras organizaciones y movimientos en Asia y Europa, dando una verdadera dimensión global al movimiento contra la privatización del agua.

Uno de los principios de la awn es «la inclusión del derecho humano al agua en las constituciones de cada uno de los estados africanos», lo cual remite a la experiencia del plebiscito del agua en Uruguay en 2004.

Especialistas en el tema estimaron que la importancia estratégica de esta red radica en la manera en que las empresas trasnacionales y las instituciones financieras internacionales habían visualizado al continente africano: ante el fracaso y la resistencia social a la privatización en América Latina y Asia, África era el último reducto para la experiencia privatizadora.

Publicado en Brecha el viernes 2 de febrero de 2007.